domingo, 8 de noviembre de 2009

La visita (versión 48)


Una lluvia fina heló la esperanza de quienes deseaban un baño en la playa esa
mañana. Media hora más tarde, con pocas ganas, salían en coche para visitar una
bodega. Aquella visita cambio sus vidas, al entrar el olor a pipa humedecida en vino
envolvió sus sentidos, una sensación de embriaguez los invadió, al salir de allí, donde
se encontraba el lagar para fabricar el elixir, tamaña fue la sorpresa al ver semejante
espectáculo, en sus vidas jamás se lo podrían haber imaginado, no estaba el vino dulce
recién preparado reposando para fermentar, tampoco había uva, no, no había nada
relacionado con vendimias, ni uvas, ni vino, más sin embargo, se encontraron con un
lobo marino, pero no uno cualquiera, si no que uno albino.


El lagar estaba lleno de agua con el animal en su interior y al mirar hacia el costado del lagar había construido un canal de concreto que llevaba agua, estaban todos perplejos sin saber que decir, cuando de pronto se escucho una voz: “¡llegó la hora!”. Se abrió una compuerta y el animal descendió por el canal, la gente corrió tras él, avanzaba como sumida en un profundo
sueño y sin darse cuenta estaban nuevamente en la playa donde todos sin importar la
lluvia se dejaron llevar metiéndose al agua, la lluvia fina que se hacia cada vez más
intensa no fue esta vez obstáculo para adentrarse en las profundidades del mar, el
animal los dirigió por hermosos laberintos formados de todo tipo de algas marinas, los
peces se veían circular con toda tranquilidad, había tiburones, ballenas y todas las
especies marinas que uno se pueda imaginar, y todos conviviendo en armonía, de pronto
al mirarse se dieron cuenta de que tenían cola de pez, como las sirenas, en ese momento
el laberinto había llegado a su fin, encontrándose frente a una viña en la profundidad del
océano, hermosa, cada parra estaba cargada con jugosas uvas, pero aún esto no llegaba
a su fin, siguieron un sendero a través de la viña, llegaron a unas bodegas enormes
donde en grandes pipas se guardaba el vino, sobre aquellas pipas había corales
preciosos, donde habitaban pequeños y hermosos seres, el olor a vino y a madera era
diferente, tal vez más dulce, quizás más áspero, indefinible, simplemente exquisito, al
salir de la bodega por una puerta lateral, se encontraron con varios lagares donde mayor
fue la sorpresa al ver quienes trabajaban, muchos pulpos, que entre sus patas agarraban
los racimos y los exprimían hasta sacar la última gota del delicioso jugo de uva, pero el
lobo marino albino, los hizo seguir avanzando, cuando de pronto se encontraron frente a
un fabuloso palacio, donde fueron recibidos por hermosas sirenas, que a cada uno de los
visitantes fueron repartiendo una copa de magnifico vino, una vez allí dentro de aquel
palacio, el lobo marino albino avanzó hasta una especie de trono y en su aleta recibió
una copa de vino alzándola para hacer un brindis por las visitas, después de aquello, se
llevaron la copa hacia la boca cuando en ese instante en que saboreaban el delicioso
elixir, las sirenas comenzaron a entonar un canto hermoso, un canto que nunca habían
oído, en un lenguaje desconocido, poco a poco fueron cerrando los ojos hasta quedarse
completamente dormidos, sin embargo de pronto se sintió una gran ola de calor junto al
canto de unas gaviotas que los despertó sobre la arena en la playa frente al mar…

No hay comentarios:

Publicar un comentario