domingo, 29 de noviembre de 2009

La visita (versión 12)

Una lluvia fina heló la esperanza de quienes deseaban un baño en la playa esa mañana. Media hora más tarde, con pocas ganas, salían en coche para visitar una bodega. Aquella visita cambió sus vidas…
Tras aparcar el coche ya notaron el aroma de la uva madura. Se encaminaron a la puerta de la Bodega con intención de pasar la mañana lo mejor posible después de su desilusión playera. La fina lluvia seguía depositándose con suavidad sobre sus hombros humedeciendo la camisa.
“¡Papá, papá, mira! ¿Qué hacen esos hombres?” Intrigados por lo que estaba presenciando su hijo el matrimonio se acercó hasta la esquina del edificio.
“Están pisando la uva, vamos a echar un vistazo”
Los tres se aproximaron a los hombres, donde bajo sus pies salía el caldo.
El niño entusiasmado les preguntó si podía él también pisar la uva, a lo que los hombres le respondieron afirmativamente. Los padres no salían de su asombro mientras el pequeño no cabía de gozo en sí mismo. Aunque el día era gris se dibujó un gran sol en su rostro. Desprovisto de sus zapatillas fue ayudado por los hombres a subir a lo alto de la cuba. La cara le cambió al contacto de sus pies descalzos con las uvas que le resultó extraño. Tras un rato pisando bajó agotado. Ya con los pies limpios y calzados contempló junto a sus padres cómo salía el mosto y en la cuba se iba quedando la pulpa y el hollejo.
Después los tres se despidieron agradecidos y se fueron camino a la entrada de la Bodega. Esta vez sí, pasaron a su interior a través de la puerta y en el mostrador les dieron la bienvenida. Una chica muy amable les condujo a través de las diferentes salas y galerías. Terminaron la visita con una cata de los mejores mostos de la Bodega.
Tras unas horas volvieron a su casa felices y contentos por el buen rato pasado, sobretodo el pequeño de la familia que no iba a olvidar tan fácil la aventura mañanera descubriendo los secretos del vino.

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